La deportista profesional y ahora también traumatóloga, cuenta cómo fue su paso por MasterChef Celebrity, sus inicios en el judo y la importancia de sus seres queridos a la hora de tomar decisiones.
Por Paula Labonia.
El año 2021 fue clave para Paula Pareto. Dejó el judo, el deporte que tantas alegrías le dio, comenzó a dedicarse más a su profesión de traumatóloga y, como si fuera poco, se animó a un nuevo desafío: participar de MasterChef Celebrity, uno de los realities más vistos del país.
Si bien ya conocía la fama, su paso por esta experiencia la llevó a hacerse conocida dentro de otros ámbitos. Además de amantes de los deportes comenzaron a seguirla personas de todas las edades e intereses. Sin embargo su amor por la medicina volvió a inclinar la balanza. Cuando parecía que iba a llegar a la final del reality, Paula Pareto renunció a MasterChef Celebrity para poder dedicarse de lleno a su profesión y continuar estudiando.
-¿Por qué elegiste traumatología dentro de la medicina?
-Mmm, no sé. Me parece que fue porque se relaciona al deporte que es lo que a mí me gusta. Me gustó desde el principio.
-¿Cómo es la reacción de los pacientes cuando te ven?
-Y, se ponen contentos. Me piden fotos y a mí me da bastante vergüenza. Igual es lindo también darle una alegría a alguien.
-¿Te pasó a vos estar del otro lado?
-No, la verdad que nunca fui de tener ídolos. Sí hay gente que admiro pero no como fan.
–¿Cómo hacías cuando estabas en MasterChef Celebrity para grabar e ir al hospital?
-El hospital tenía horarios y días fijos entonces yo ya confirmaba para poder estar. Y sino lo iba hablando con compañeros o con mi jefe. O sea, con un orden de base después en la semana se iba organizando: “Yo te cubro un día, vos me cubrís otro…”.
-Siempre mantuviste un perfil bastante bajo, ¿qué te llevó a aceptar la propuesta de participar de un reality?
-Me pareció un desafío a mí misma. Quería ver si me animaba a exponerme sobre todo en la cocina que nada que ver conmigo. Y por otro lado iba más allá de cocinar. Era cómo pensar rápido, ser creativa y tener cosas nuevas. Creo que salir de la zona de confort es lo que nos hace crecer. Y bueno, me surgió esto en el momento justo.
-¿Por qué?
-Porque laboralmente hablando, no estaba full time, y desde el punto de vista de crecimiento también estaba bueno. No había más competencias, salvo las personales, de desafiarme. Así que lo hablé con mi familia y con mis amigos. Todos me apoyaron y estaba contenta también de saber eso. Que tenía ahí mi equipo que me apoyaba en todas.
-¿Quiénes serían tu equipo más cercano?
-Mi familia y mis amigos de toda la vida, amigos de judo y del jardín de infantes. Serán unos diez o quince como mucho.
-¿Ellos son tu cable a tierra?
-Sí, los que me conocen de antes de haber salido en la tele. Yo siempre digo que hay una diferencia entre el que me dice “Pau” y el que me dice “Peque”. O sea, mis amigas de toda la vida me dicen “Pau”, y desde que aparecí en el ámbito televisivo deportivo, me empezaron a decir “Peque”… todos lo que me conocieron a partir de ahí.
El judo en su vida
-Tus comienzos en el judo tienen una relación con lo sentimental, tu papá y tu hermano lo habían practicado, ¿no?
-Mi papá había hecho judo a los 17 o 18 años, y le dijo a mi hermano que estaba bueno porque le enseñaba a defenderse sin agredir. Así que primero arrancó él y después lo seguí yo.
-Te descataste en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, en los Panamericanos de Guadalajara 2011, en Río de Janeiro 2016 y en Pekín 2021 te retiraste del judo rodeada de aplausos… ¿Cuando arrancaste soñabas con todo eso?
–La verdad que no era la idea dedicarme profesionalmente. Lo mío era totalmente amateur. A mí me decían que yo era de alto rendimiento y yo no lo creía. Cuando clasifiqué para los Juegos Olímpicos no me quedó otra que reconocerlo (risas).
-Tu sobrina de siete años comenzó a practicar judo, ¿vos la acompañás?
-Empezó a hacer lo que se llama “Judo en familia” con su mamá, con su papá, a veces ha ido con su tío y a veces conmigo. La verdad es que lo eligió sola.
-Algo de verte a vos debe haber…
-Sí, claramente algo le influye. Sabe que hice judo y que llegué a tener buenos resultados. Ella dice: “No sé si yo también los voy a tener pero bueno, igual me gusta”.
-¿Practican juntas?
-Sí. Tiene una cama elástica y siempre me pide que hagamos ahí. Hay que ponerse las pilas y ser buena tía. Mi otra sobrina es chiquita, así que por ahora no me pide nada (risas).
-¿Y con hijos te imaginás?
-Sí, es una posibilidad. Hoy en día tengo en la cabeza varias otras cuestiones, pero yo creo que en algún momento va a llegar.