Elegante, sensual, chic, pero a la vez irreverente. Una mujer que sabe lo que quiere e intenta no mostrar todas sus armas. El camino es uno, y ella junto a su equipo sabe cómo resaltar en su máximo esplendor la feminidad latina. Márian Saud es una de las diseñadoras con gran presencia en la industria de la moda argentina. Con sus inicios en un mundo totalmente diferente, ella hoy se posiciona como una de las embajadoras Fashions de Latinoamérica.
La firma de Márian Saud se distingue por los minuciosos y arquitectónicos bordados a mano, las transparencias y la sensualidad femenina en su máxima expresión.
Junto a una amiga, fundó Naima en 2011 y dos años más tarde lanzó su marca homónima en Buenos Aires. Sin embargo, desde algunos meses también tiene presencia en São Paulo. Además, sueña con conquista territorio europeo con su sangre latina y árabe.
Ella declara que las piezas confeccionadas a medida son su fuerte, incluido el segmento de las novias, y acompaña estos rubros con una línea prêt-à-porter regida por el mismo lenguaje artesanal.
“Amo resolverles todo a mis clientas; ya sea un traje para trabajar, un abrigo o un traje de baño. Ellas saben que lo que sea que quieran, se lo hacemos”, dice.
En estos últimos años, Márian Saud ha logrado posicionarse en lo alto de la industria argentina. Vistió a un sinfín de personalidad y hoy tiene su sello indiscutido.
En una charla profunda, Marian Saud cuenta cómo nació este don intrínseco que hoy hace resonar su nombre por lo alto. “Yo siempre quise estudiar diseño, mi mamá era médica y le parecía una carrera. En mi época era medio hippie estudiar diseño, ahora está de moda. Pero en su momento ella me sacó de la cabeza estudiar diseño porque dijo: -” que aspire a más”-, porque no se imaginaba que iba a tener un atelier de alta costura, sino que pensó que iba a ser modista o algo así, que iba a trabajar en una marca”.
Así fue que su amor por la moda fue llegando, y marcando a pasos agigantados su carrera. “Yo empecé a pensar en carreras tradicionales, pensé en abogacía, pero me aburría ir a tribunales. Después empecé con Derechos Internacionales, es muy machista. Después dije ‘qué queres hacer cuando sea grande’, y pensé ‘Me gustaría tener una posada’, bueno, ¿Qué hay que estudiar para hacer eso?, Hotelería. Hay una materia en Hotelería que es Marketing y me encantó y estudié la carrera de Marketing. Todo lo que estudiaba era en base a marcas de ropa, lo hacía todo pensando en eso”, confiesa la diseñadora.
Fue así, que este amor por el comercia ligado a la moda la llevó a fundar una de las marcas más famosas de Argentina en los últimos años: Naima.
“En el 2005, trabajaba en una empresa en la que no tenía una ambición. Mi novio en ese momento me dijo que había un local vacío en Santa Fe y Anchorena y me dice ‘¿No querés poner algo?”, porque sabía que me gustaba la ropa. Le dije ‘Pero no tengo nada’. Y me dijo ‘No sé, compra, vendé y después vas viendo’. Lo alquilo, no tenía nada, fui compré percheros, fui a avellaneda a comprar ropa. Lo que tenía es que hacía una buena selección de ropa, se vendía un montón, me iba re bien. Decidí hacer mini colecciones mías, compré una estampa de tela que estaba buena, hice shortcito, pollerita, vestido y se vendió en días. La gente venía a pedirme más”
Con una mirada firma hacía su futuro y su talento, Márian fue por más. “Ahí me di cuenta que podía ser mucho más rentable de lo que yo vendía. Así como ya era soñadora siendo más chica, dije ‘Me hago una marca, diseño una marca nueva, quiero local en shopping y me mando con todo’. Registré mi marca con mi nombre, en ese momento era Mariana Saud”.
“Tenía una amiga que viajaba mucho conmigo y me dice que hagamos la marca juntas. Ella se llamaba Naíma y me dice ‘Mi nombre es más corto, pongamos ese’ y yo cero divismo le dije que sí. Creamos Naima, empezamos en el 2010 y abrimos en el 2011. Nos separamos y ahí yo me abrí mi marca Marian Saud”, confesó a esta publicación.
¿Cómo nacen tus colecciones de alta costura?
– Con lo que quiero yo ponerme. Es lo que a mí me gusta o en lo que me gustaría usar a mí. Todos los vestidos los hago probándomelos. Los diseños y los voy adaptando en mi cuerpo. En la pandemia no cambió mi forma de diseñar, lo que sí sucedió es que no paré de producir y de diseñar, porque supe que una vez que terminara todo esto iba a necesitar tener vestidos súper lindos.
¿Cuál es el factor denominador en tus diseños?
– Trato que sea sofisticado, o sea que veas algo distinto y trabajado, lindo, cuidado. Que sea moderno, que sea elegante. Que sea sensual pero que sea elegante, que no pierda esa línea. Es elegancia, sofisticación, moderno, sensual y original. Y lo que busco es que sea distinto también.
¿Qué diferencias entre la mujer brasileña y la argentina?
– Brasil tiene un estilo en cada ciudad. La mujer de Río de Janeiro, de São Paulo, de Salvador, son totalmente distintas. La carioca se pone todo, súper sexy, ajustado, brillos. Más, es más. Muy sofisticadas y atentas a las tendencias. Les gustan los bordados, plumas. Están siempre maquilladas, impecables, con tacos. Parecen de revista de moda. La argentina es sensual, usa color, pero no se juega tanto como la brasileña. De repente hay alguna que va a un fucsia, o a un verde fuerte pero no son las más frecuentes. Es más relajada y no están en tacos ni todas maquilladas.
¿Cómo definirías lo que creás?
–Es alta costura de lujo porque, por lo menos en Brasil, se distinguen justamente los niveles de alta costura. Yo fui pasando por etapas: al arranque hacía Prêt-à-porter, después pasé a la alta costura y ahora al lujo. Es que mis prendas están muy elaboradas, pensadas en una única persona. O sea, si yo te hiciera un vestido a vos te pondría frente a un espejo con una tela de tul o lo que sea que usemos de base, y dibujaría el vestido en base a tu cuerpo. Vería dónde hay que tallar la cintura, resaltar la cola… Te iría dibujando y estilizando de la forma que necesitas. En ese sentido, un vestido mío lleva entre uno y tres meses de trabajo. El bordado, como los materiales que utilizamos, son los mejores. Y ni hablar de la mano de obra: es de primera calidad.
¿Por dónde imaginas tus siguientes sueños?
–En cuatro o cinco años me encantaría abrir otro en Europa (todavía no estoy segura si en Italia o España), y después quisiera dejar a alguien de mucha confianza a cargo de todo, irme a vivir a una playa europea y manejar todo bien tranquilo desde ahí. Aunque mis empleadas dicen que, por mi personalidad, no va a poder ser porque me imaginan en una clínica pariendo y preguntando en simultáneo por WhatsApp si está listo un vestido… Igual, sigue siendo mi sueño, ¡así que lo voy a intentar!